La calidad de la educación es una de las expresiones
más utilizadas en el ámbito educativo, sobre todo cuando se desea justificar
cualquier proceso de evaluación o de cambio. El concepto de calidad tiene
múltiples definiciones y significados, pero la mayoría de los investigadores están de acuerdo
en que es un concepto multidimensional que alude a una noción operativa. El
concepto de calidad tiene diferentes enfoques, según sea el marco teórico desde
el que se analiza, pero calidad en educación frecuentemente implica una
búsqueda de constante mejoramiento, competencia técnica, excelencia en la
acción y se relaciona con el cumplimiento de los propósitos educativos
(Carabaña & Torreblanca, en Alvarez Tostado, 1991, citado por Romay, 1994).
Para la UNESCO (1992), se considera la calidad como
resultado de la educación básica y debe entenderse claramente como su capacidad
de proporcionar a los alumnos el dominio de los códigos culturales básicos, las
capacidades para la participación democrática y ciudadana, el desarrollo de la
capacidad para resolver problemas y seguir aprendiendo y el desarrollo de
valores y actitudes en una sociedad que desea una vida de calidad para todos
sus habitantes.
Por otra parte Lilia Toranzos afirma que el significado
atribuido a la expresión “calidad de la educación” incluye varias dimensiones o
enfoques, complementarios entre sí: en un primer sentido la calidad es
entendida como “eficacia”: una educación de calidad es aquella que logra que
los alumnos realmente aprendan lo que se supone deben aprender; una segunda
dimensión es la de “relevancia”; una educación de calidad es aquella cuyos
contenidos responden adecuadamente a lo que el individuo necesita para
desarrollarse como persona –intelectual, afectiva, moral y físicamente- y para
desempeñarse en los diversos ámbitos de la sociedad –el político, el económico,
el social- y por último la calidad de los “procesos” y medios ; una educación
de calidad es aquella que ofrece a niños y adolescentes un adecuado contexto
físico para el aprendizaje, un cuerpo decente convenientemente preparado para
la tarea de enseñar, buenos materiales de estudio y de trabajo, estrategias
didácticas adecuadas, etc.
El problema de definir la calidad de la educación
conlleva también el problema de cómo evaluarla. Siendo este tema uno de los más
discutidos en el ámbito educativo contemporáneo, dada la necesidad creciente de
controlar los procesos con el fin de lograr sistemas eficientes y eficaces. La
literatura al respecto podría agruparse desde cuatro perspectivas básicas:
-Por el prestigio de las instituciones
-Por el énfasis en la calidad de los recursos
existentes (físicos y humanos)
-Por los resultados
-Por el impacto producido.
Romay (1994) propone que los criterios para evaluar la
calidad de la educación, debería incluir las siguientes características:
-Ser atractiva (que por sus propias características,
la gente la busque)
-Ser benéfica (útil para los individuos y la comunidad
a quien sirve)
-Ser congruente (consistente entre lo que se dice y lo
que se hace)
-Ser original (que sea única y distintiva)
-Ser efectiva (hacer bien lo que lleva a cabo)
-Ser funcional (proporcionar a los estudiantes las
habilidades básicas para desarrollarse en la sociedad actual)
-Estimular el crecimiento humano (estimular el
desarrollo y aprendizaje en todos los aspectos).
De igual modo La dificultad de definir la calidad
educativa seguramente deriva de hechos como los siguientes:
1. La educación es una realidad compleja en sí misma, ya que afecta a la
totalidad del ser humano, entidad ciertamente compleja y multidimensional. Por
ello, si resulta difícil precisar el resultado que se debe obtener de la
educación, no debe extrañarnos que resulte complicado establecer métodos y
criterios para determinar el nivel de calidad.
2. Existen notables diferencias entre las ideas o conceptos de lo que debe ser
la educación. El resultado son las discrepancias sobre las metas o fines a
lograr y sobre los procesos a llevar a cabo para lograrlo. Por ello, no disponemos
de una teoría suficientemente consolidada para explicar la eficacia en el
ámbito educativo.
3. Los procesos mentales de aprendizaje no son evidentes, y sólo podemos
inferirlos a través de los resultados que produce. En consecuencia, no podemos
medir la actividad del intelecto de los alumnos, sino las manifestaciones
externas de la actividad mental o intelectual.
4. El educador es un ser libre y el motivo último de su comportamiento es
siempre su propia decisión, más allá de los modelos en los que se haya formado.
Ello hace que la elección sobre el tipo de enseñanza o modelo educativo sea una
elección personal, que no siempre se corresponde con la trayectoria o el
ideario de la institución educativa
En la actualidad, encontramos diversos enfoques sobre el concepto de
calidad educativa. El primero de ellos se refiere a la eficacia. Un programa
educativo será considerado de calidad si logra sus metas y objetivos previstos.
Llevado esto al aula, podríamos decir que se alcanza la calidad si el alumno
aprende lo que se supone debe aprender.
Un segundo punto de vista se refiere a considerar la calidad en términos de
relevancia. En este sentido los programas educativos de calidad serán aquellos
que incluyan contenidos valiosos y útiles: que respondan a los requerimientos
necesarios para formar integralmente al alumno, para preparar excelentes
profesionales, acordes con las necesidades sociales, o bien que provean de
herramientas valiosas para el trabajo o la integración del individuo a la
sociedad.
Una tercera perspectiva del concepto de calidad se refiere a los recursos y
a los procesos. Un programa de calidad será aquel que cuente con los recursos
necesarios y además que los emplee eficientemente. Así, una buena planta
física, laboratorios, programas de capacitación docente, un buen sistema
académico o administrativo, apropiadas técnicas de enseñanza y suficiente
equipo, serán necesarios para el logro de la calidad.
La experiencia nos dice quela calidad no puede reducirse sólo a una de
estas tres dimensiones, sino al concurso de las tres. Por consiguiente, la
calidad depende de más factores.
Esto significa, por ejemplo, que la responsabilidad por la calidad
educativa no recae sólo en los directivos de una institución educativa, sino en
todos sus participantes, y, por su función en el proceso educativo,
principalmente en el profesor.